Aprendiendo mucho más que a bailar el tango

Bailando tango aprendo a dejarme llevar
Aprendo a aproximarme
A mirar a los ojos
A entender el idioma corporal puro
Intenciones que solo se dicen con el cuerpo
Con el tango, voy aprendiendo a bailar de a dos
A sentir claramente como se baila en pareja
No puede bailar bien uno, si el otro no sabe llevarme, estamos entrelazados.
Estoy dandome cuenta del peso del cuerpo, del eje, del equilibrio
Tomando conciencia del piso, de mis pies, de mi postura
Bailando tango recuerdo a mis padres.
Sobre todo a mi madre, quien se escapaba de su casa para ir a la milonga, porque (oh que casualidad le encantaba bailar)
Aprendiendo a bailar tango presiento, me doy cuenta de la energia del otro y pierdo el miedo a dejarme abrazar, me entrego a un otro y confio.
Bailando tango me registro y registro al otro y eso es casi filosofico.
O sea, en pocas palabras, estoy aprendiendo a Equilibrarme, a Confiar, a conocer mi cuerpo, a Presentir al otro y a entender un poco más el lenguaje corporal.
Con el tango mi acelere decrece, me voy enlenteciendo, camino rosando el piso, muevo mi cintura sigilosamente y contengo mis movimientos latinos.
Bailando tango, exploro la sensualidad, la calidad de un movimiento casi imperseptible, que se convierte en un paso de baile.
No debe ser casual que el tango hoy llego a mi vida. No se aún si seguire tomando clases, no se si solo fue una actividad de verano, lo que si se es que me sedujo, sin duda: El tango es un baile que seduce.