¿Realidad o fantasìa? Disfrutalo.
Era una diosa en mi cama
No tenía el cuerpo perfecto: tenía pancita, celulitis, no era joven.
Pero en mi cama: era la Diosa
Todo lo podía, era poderosa, era intensa, era una mezcla de miel y champagne.
Era la que se dejaba y hacía-.
La mezcla perfecta-
Era la que acariciaba lo que deseaba. Con la perfección y las sutileza de unas manos únicas, inquietas, anhelante, curiosas.
Su boca era una durazno jugoso, acostumbrado a atrapar, chupar, morder y saborear con la ferocidad de un animal hambriento.
Hacia vibrar mi cuerpo, como nadie, lograba que toda la semana pensará en ella, oliéndome las manos para encontrar restos de la fragancia de su sexo.
Me tenía a su antojo, esperándola. Aparecía y se esfumaba como las divinidades, y yo sin poder ubicarla.
De mi cuerpo hacia un jardín de placer, yo del suyo.. lo mismo..
Me gozaba y la gozaba.
Sabía acariciar, tocar, arañar, donde debía y con la presión necesaria.
Casi no hablaba, no era necesario, sus gemidos eran suficientes para saber que sentía
Se enredaba en mis sabanas y en mi cuerpo, era difícil desatarla.
Creaba situaciones diferentes, abajo mío, arriba, de costado. Siempre inquieta. Siempre indómita.
Entraba y salía de mi cuerpo como lo hacia de mi vida.
Pero en la cama, me hacia sentir un Dios y a la vez yo me inclinaba ante ella para alabarla, para implorarle, para brindarle mi tributo, a esa mujer anónima que era una Diosa en mi cama.
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